HELLO BARBIE Y LA PUBLICIDAD CONDUCTUAL

Ahora que Barbie parece renacer de sus cenizas y que vuelve a ser tendencia, a juzgar por los suculentos datos de taquilla de su última aparición cinematográfica y esta incipiente fiebre rosa, nos parece oportuno detenernos en aquella ocasión en la que su intento por reinventarse, aunque no estuvo exento de polémica, quedó lejos de ser una propuesta exitosa.

Y es que, ya en 2015, una inquietante Hello Barbie perturbó la tranquilidad de los papás que poco menos llegaron a asociar esta muñeca de Mattel capaz de hablar, escuchar y responder con un artefacto demoniaco que amenazaba con violar la privacidad de los pequeños y de toda la familia con su micro incorporado, su entramado electrónico y su conexión Wi-Fi con fines comerciales.

Hoy en día, una práctica que genera mucha controversia y discusiones éticas es la denominada PUBLICIDAD CONDUCTUAL. Hablamos de una estrategia de marketing que atiende al comportamiento de los usuarios en los diferentes medios digitales, como páginas web o redes sociales, para crear y adaptar sus anuncios. Ahora las empresas pueden llegar a conocer mejor a sus clientes o futuros clientes, saber qué les apasiona o qué necesitan, y de esta forma adoptar su campañas y estrategias de venta, ¡redondo! ¿No?

Publicidad conductual podría definirse como el arte de ESTAR EN EL LUGAR ADECUADO EN EL MOMENTO JUSTO, escuchar para saber qué dar, mientras que el problema está en entender cómo consiguen esa información, y, en definitiva, de si es una práctica legal o no.

Seguro que a ti también te ha pasado, tú también has pensado que tus conversaciones privadas podrían estar siendo escuchadas por máquinas al recibir tiempo después publicidad de algún artículo relacionado con lo hablado.

PUBLICIDAD CONDUCTUAL Y PROTECCIÓN DE NUESTROS DATOS A MEDIDA QUE AVANZA LA TECNOLOGÍA

La posibilidad de que nuestros datos personales y gustos estén expuestos sin control y que nuestro móvil deje ver su lado más pernicioso al comportarse como una puerta abierta al bombardeo constante de publicidad específicamente dirigida a nosotros, le helaría la sangre a más de uno. En realidad, esto no es así, o no lo es del todo.

Sí que es cierto que ciertas PALABRAS CLAVE activan los asistentes de voz de tu dispositivo móvil y sí es cierto que recopilan una gran cantidad de información nuestra como ubicación, compras o historial de búsqueda, nuestro rastro en el universo digital. Esta huella es utilizada por las empresas de publicidad para acercarse a nuestras preferencias o necesidades a la hora de comprar.

Cuando visitas una web cualquiera como una de artículos de ropa de baño, pongamos por caso, puede ocurrir que no sea todo lo confidencial que esperabas. Estás ahí, imagina, sobre suelo recién fregado y la marca de tus zapatos se ha quedado por todos lados. Como resultado, lo más probable es que más tarde te llegue publicidad sobre bikinis y toallas de playa.

Pero la verdad es que la información que manejan y recopilan es utilizada de forma anónima, es decir, tus datos no están conectados directamente con tu identidad personal. La personalización se produciría gracias a la enorme cantidad de información que manejan. De esta manera, esos anuncios precisos que entendemos ‘hechos para nosotros’ no están violando ninguna ley privacidad.

Por suerte, cada vez son más las herramientas de control de privacidad instaladas en los sistemas operativos y navegadores, así como bloqueo de rastreo, ahora contamos con más OPCIONES DE SEGURIDAD.

¿Preocupado por la privacidad de tus datos y por cómo estos son utilizados? ¿Crees que la publicidad conductual escapa a todo control? ¿La aparición de la IA y su capacidad de manejar grandes cantidades de datos y actuar en consecuencia puede hacer que la publicidad sea incluso más intrusiva?

Sin duda la suma de datos y la inteligencia artificial servirán para crear marketing más efectivo basado en patrones y tendencias de comportamiento del consumidor.

La inteligencia artificial generativa es utilizada cada vez más por las empresas para crear anuncios instantáneos y precisos dirigidos a cada individuo, anuncios más personalizados a pesar de sus limitaciones. La IA puede descifrar aspectos emocionales como enfado, alegría o miedo; por medio de algoritmos de procesamiento de lenguaje puede reconocer enunciados que manifiesten un tono emocional específico, pero está lejos, aún, de crear contenido verdaderamente original y creativo que no son fáciles para una máquina por carecer de rasgos propiamente humanos como la generación espontánea, el sentido ético, la intencionalidad de los mensajes o los remordimientos.

«Hello, Barbie no solo te escuchaba, sino que recordaba lo que decías y volvía a mencionarlo, en algún momento, días después»,

Richard Gottlieb, director general de la consultora Global Toy Experts.

¿Avance tecnológico o retroceso en privacidad? Déjanos tu opinión.

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